Historia

“Aunque soy un Técnico en Electrónica he estado trabajando por años en la industria de la Publicidad, y me preguntaba por qué allí se sigue usando hasta la actualidad el viejo método de ‘Raspe y Gane’ (o ‘raspaditas’ como le dicen en mi país) en cupones de promociones y descuentos para almacenar recompensas en campañas de publicidad/ promoción, especialmente teniendo en cuenta que éstos no producen gran impresión en el público. Descubrí que los grandes clientes no confían en los sistemas electrónicos para almacenamiento de datos porque éstos son muy fáciles de clonar. Aún más, no existe ningún método electrónico completamente seguro para almacenar información en un soporte. Entonces, después de irme a dormir una noche tuve un sueño, y como soy también un músico (guitarrista) soñé con una extraña escena donde yo estaba tocando cuerdas que a su vez hacían que las cuerdas de otros instrumentos sonaran al mismo tiempo por efecto de resonancia. Así que todo lo que yo tocaba era copiado (doblado) por otras guitarras alrededor mío. Cuando me desperté y recordé ese sueño inmediatamente supe que esa era la forma en que había que proceder con el problema del Almacenamiento de Datos. Aún más, recordé que Pitágoras, quién también era músico y matemático (tocaba la Lira, que era la ‘guitarra’ de su tiempo) se inspiró en su instrumento para descubrir los intervalos musicales y el fenómeno de la producción de armónicos, lo cual conduce directamente a los efectos de resonancia en el comportamiento de las cuerdas, y de allí al desarrollo del Análisis de Señales - de ondas -, desarrollado mucho más tarde por Fourier en el Siglo XIX. De todos modos, volviendo a mi sueño inspirador: yo vi que si pudiéramos hacer bloques con ‘conjuntos de cuerdas’ prediseñados en su interior o armados con arreglo a un modelo (un poco difícil de traer a la escala de la vida real, pensé) cada cuerda entraría en modo de resonancia cada vez que recibiera una onda de excitación adecuada de afuera del bloque, digamos de una fuente externa. De esta forma una completa armonía de sonidos (una ‘Sinfonía’ particular) tomaría lugar dentro de la cavidad de cada Bloque conforme una variedad de sonidos (ondas) pasan a través de él produciendo resonancias y encendiendo y apagando selectivamente (acoplando y cancelando) cada cuerda ubicada dentro de la estructura de los Bloques. Así que cada ‘Sinfonía’ representaría un particular mix de sonidos y efectos (una suerte de microcosmos tocando su propia música interna, en la forma en que Pitágoras concibió la Sinfonía Celestial como el resultado de sonidos y comportamiento vibratorio producido por los planetas viajando alrededor del sol en la escala macroscópica). Bien, el desafío final era ‘adaptar’ esa visión, transformar su simbolismo en materias y recursos tecnológicamente manejables. Así que, finalmente, tuvimos que reemplazar esas cuerdas de guitarra soñadas originalmente por otros elementos ondulatorios capaces de ser aplicados en la materia en condiciones controladas formando arreglos (conjuntos) de acuerdo a categorías vibratorias de frecuencias de respuesta – como hacen las verdaderas cuerdas -. Después de un montón de trabajo, descubrimos que podíamos ‘afinar’ partículas para reaccionar selectivamente frente a emisiones de ondas específicas pigmentándolas en variedades cromáticas (filtrado de ondas) y ubicándolas dentro de los Bloques de Datos (DATABLOCKS) de acuerdo a diseños previos y haciéndolos entrar en resonancia como si fueran cuerdas afinadas. Cuando finalmente conseguimos eso nuestro grito se oyó hasta la antigua Grecia (¡EUREKAAAA! – por supuesto -). (PD: así que, lo que sigue es mi esperanza y deseo de que de ahora en adelante la gente pueda disfrutar de sus bondades y beneficios tanto como yo disfruté del desafío de traer esta tecnología a la Tierra en una manera tan impredecible y misteriosa. Me gustaría también ayudar a esparcir este mensaje de que ‘la idea más brillante puede albergarse en la cabeza más humilde’ y que en consecuencia nadie debe jactarse o pretender ser más que otro. ¡Celebremos juntos entonces esta maravillosa y mágica experiencia llamada Vida!)”. Agustín J. L. Pérez

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